Nos dieron con Tutix

A eso de las 10:50 deben haber sonado los despertadores de los jugadores schwagerinos, desatando una batalla campal contra la caña y el sueño, resultados de una noche de jarana (notoriamente excesiva para algunos -léase algunos como Sali-) que caracterizan a nuestro equipo.

Pero aquello no fue impedimento para que todos se presentaran a las 11 en la cancha para enfrentar a los colorados familiares de Tuti Triki, incluyendo al ya-no-tan-cábala Philip, en lo que fue nuestro debut en Primera.

Un promedio de aproximadamente 4 horas de sueño, jugadores en estado de ebriedad, lesiones varias y ese árbitro de mierda que no tiene idea de fútbol, no amainaron las ganas de Schwager de salir a jugárselas por el todo, pero claramente eran señal de que este no era nuestro día.

En todo caso, en un principio el partido era de ida y vuelta, de juego en mitad de cancha y de una que otra llegada. Schwager jugaba un poco más, pero Tuti Triki transitaba bien el esférico y creaba ocasiones peligrosas. Una de ellas, para suerte de los rojizos, terminó en gol poniendo el 1-0 parcial y el partido cuesta arriba para nosotros.

Pero el ida y vuelta siguió, y el marcador se iba abultando tanto para Schwager como para Tuti Triki. Nuestro carretiadísimo equipo le ponía unos huevos enormes, incluyendo a Reta y a Philip que gritaban desde afuera con euforia viendo a Schwager ponerse en ventaja por 3-2 a escasos minutos del final.

Sin embargo, de ahí en adelante las señales de principios del partido cobraron sentido, y se vino todo cuesta abajo. En una contra de Tuti Triki, me estiro para marcar y me desgarro. Acto seguido, corner en contra, pata milagrosa de un colorado y a cobrar para el rival: 3-3 y sumen otro a la lista de lesionados.

Para colmo de males, cuando el partido ya expiraba cayó el cuarto para el rival, sepultando nuestras esperanzas de debutar con victoria. Pitazo final y un triste e inmerecido 3-4 definitivo que nos dejaba con 0 puntos frente a un equipo totalmente ganable.

Por fortuna, la alegría volvió sólo minutos después, cuando el escuálido Martin nos entregó nuestros Flor de Caña, el vale por 20 luquillas de consumo en el Bar Esquina y, mucho más importante aún que lo anterior, nuestro polerones Maui que causaron furor y conflicto por quién se los quedaba.

Y así fue la cosa no más. Un sabor amargo por el partido, pero que esperamos se pase con los premios recibidos cortesías de Bar Esquina y de Flor de Caña, porque Schwager, como todo saben, le pone huevo no sólo en la cancha.

Vamos equipo que un revés no es nada. Aguante Schwager!

PD: Pongamos día y hora para juntarnos a disfrutar de nuestros premios...si es que existen todavía.